Palacio del Gobernador y Museo del Carlismo

El 23 de marzo del presente año, en el restaurado palacio del Gobernador de Estella se inauguró el Museo del Carlismo. En este reportaje, ilustrado con fotografías del edificio y del museo, centrándome en la figura de Juan de Echávarri y Larráin continuaré la historia del linaje Echávarri que dejé inconclusa en mi trabajo sobre “Nicolás de Echávarri”, obispo de Pamplona asesinado a finales de la Edad Media por Mosén Pierres de Peralta, y continúa con el dedicado al "Palacio de Viguria".



A la izquierda, tras el arco gótico, el edificio donde se ubican las oficinas, centro de documentación y almacenes del museo. A continuación, el palacio del Gobernador, en cuyas salas se expone el material histórico sobre el carlismo.

Al tratar sobre Nicolás de Echávarri hemos visto el nacimiento y desarrollo, a lo largo de la Edad Media, de una familia con vista, olfato y arrojo para el desempeño de la actividad comercial. Instruida, viajada, conocedora de otros reinos y hábil para la diplomacia, la mediación y la resolución de conflictos. Proveedora y prestamista de la Corona, encargada de la Hacienda real y colaboradora en la recaudación de impuestos. Con dominio de la oratoria y la escritura, profunda conocedora de las leyes y de la Administración, que prestó servicios de armas y gozó de la confianza y la protección real, lo que facilitó que alcanzaran una elevada posición económica, social y política.



Una de las vitrinas del museo. De izquierda a derecha, sillón de audiencias de Carlos VII; bandera con el monograma VC7 (Viva Carlos VII); uniforme verde oscuro, con pasamanería plateada, del 2º Regimiento de los Húsares de Grodno, de la Guardia Imperial del zar de Rusia, perteneciente a Jaime III; ante él, portapliegos colgante con el anagrama HII (Nicolás II); y, finalmente, traje de Zuavo Pontificio que perteneció a Alfonso Carlos I.

Familia que tras un siglo de relativa oscuridad, resurge con fuerza en la figura de Juan de Echávarri y Larráin, nacido en 1550, hijo de Jaime de Echávarri, descendiente directo del obispo Nicolás, y de Elena de Larráin y Arano, hija de Miguel de Larráin, señor del palacio de Larráin y vecino de Azcona (valle de Yerri).

La primera información que de él tenemos, nos lo presenta, en 1571, como teniente de merino de Estella, y Justicia de la ciudad en 1594.



Retrato del Cura Santa Cruz, de Elías Salaverría.

Un año después, como recompensa a un servicio de 10.000 ducados prestados al rey, fue nombrado contador de la Cruzada, cargo que le obligaba a residir en la Corte madrileña, por lo que tuvo que nombrar un sustituto que se ocupara del cargo de Justicia de Estella.

De esta manera, cuando en 1596 obtuvo el certificado de la hidalguía familiar que los reyes Juan y Blanca otorgaron en 1438 a sus antepasados, se titulaba «Justicia de la Ciudad de Estella, del Consejo de su Majestad y su contador de la Santa Cruzada».



La Generalísima. Principal bandera de la Primera Guerra Carlista. En el anverso, la Virgen de los Dolores; en el reverso, el escudo real.

Ese año contrajo matrimonio con María de Racax y Subiza, heredera del palacio de Racax, en el valle navarro de Salazar.

En sus contratos matrimoniales consta que poseía, de por vida, un juro de 200 ducados sobre las Tablas del reino, y, en Estella, tres «casas principales de mis passados», dos más con su huerta, y un «cerrado con su torre (…) junto al monasterio de San Agustín».

El valor de las pertenencias (joyas, ropas, muebles, etc.) de sus casas de Estella y Madrid alcanzaba los 2.000 ducados.

Recibía, al año, más de 3.800 ducados de rentas, y tenía derecho a cobrar 500 ducados de un vecino de Puente la Reina, y los beneficios del patronato de Barbarin.



Retrato de Carlos V, primer rey carlista, de Vicente López, cesión temporal del Museo del Prado.

Patrimonio que incrementó con el aportado por su esposa: «palacios y cassa solariega y patronazgo y término redondo de piezas, viñas, tierra, heredades, yermos, montes, yerbas y aguas del lugar y término de Racax y todo lo incluido en ellos».

«Los palacios y cassa solariega de Ustés con todas sus partes», el «derecho del lugar desolado de Canales, la pecha de Cerréncano» debida a los señores del palacio de Guesalería, en Ochagavía, así como la propiedad del citado palacio y solar con todas sus posesiones.



Medallas de la Tercera Guerra Carlista, “detente” de la guerra de 1936-39, y cuadro de Gustavo de Maeztu.

La hacienda de la novia no estaba en su mejor momento, y Juan de Echávarri se comprometió al pago de las deudas, a desempeñar toda la hacienda de Racax y sus pertenencias, y a comprar a su suegro entre 500 y 600 cabezas de «ganado menudo».

El matrimonio tuvo tres hijos (Francisco, José y Victoria), y, a pesar de tener que afrontar esa importante deuda, en pocos años ganó más de 40.000 ducados.



Retrato de Carlos VII, de Enrique Estevan y Vicente.

En 1604, en atención a los 4.000 ducados que dio para la defensa del Reino, y a los servicios que para la Corona prestó en España, Italia y Flandes, Juan de Echávarri fue nombrado Merino de la ciudad y merindad de Estella.

Tres años después, a la esposa del conde de Lodosa le compró un juro anual de 7.000 ducados de renta sobre las Tablas reales, figurando en el documento con los títulos de su esposa: «Señor de Racax, Canales, y de los palacios de Guesalería, Ustés, y de las pechas de Cerréncano».



Bandera del Real Cuerpo de Guías de Carlos VII, que participó en los combates de Urnieta y Lácar.

María de Racax falleció muy pronto, y sus restos fueron trasladados (1613) desde el convento de las Carmelitas Descalzas de Valladolid a la sepultura que los Echávarri tenían en el Santo Sepulcro de Estella.

En 1600, su hijo Francisco recibió la herencia del capitán Francisco de Echávarri, vecino de Puente la Reina, gobernador en Flandes y castellano del castillo del Águila, permitiendo que Juan, el padre, disfrutara del usufructo.



De izquierda a derecha y de arriba abajo, Trincheras carlistas, de José Cusachs y Cusachs; Carga de Lácar, de Enrique Estevan y Vicente; Emboscada, de José Benlliure y Gil, y Batalla de la Primera Guerra Carlista, de Francisco de Paula Van Halen y Maffei.

Viudo de su primera esposa, en 1608 contrajo matrimonio con Felipa Enríquez de Cisneros Albornoz, hija de los señores de Mazuelas (Burgos), con la que tuvo dos hijos: Juan y Felipa.

El marido aportó 16.000 ducados, y en el contrato matrimonial se comprometió dar a su mujer 2.000 ducados en concepto de arras y 1.000 ducados anuales como bienes gananciales.



Retrato de Jaime III, cromolitografía de Carlos Vázquez.

Un año después obtuvo de Felipe III el título de Barón de Purroy. Lugar, cerca de Calatayud, que el año anterior había comprado a Francisco de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma.

El pueblo estaba prácticamente deshabitado, pues la totalidad de su población morisca había sido expulsada por el Duque.

Por ello, la primera medida que tomó consistió en repoblarla con vecinos de la cercana población de Torralba, de la comunidad de Calatayud, dándoles «vega, olivares, viñas y zumaqueras al tercio» (dos para los colonos y uno para el señor), según costa en un prolijo documento que firmó con sus  nuevos vasallos.



Jubón de Jaime III, pistola española de chispa, y molde para fundir balines.

Por estas fechas ya había empezado a construir su palacio estellés, para cuyas columnas, pilastras, dinteles y antepechos (todos ellos labrados en un solo bloque), bajó piedra de Azcona, utilizando en los muros piedra arrancada de los derruidos castillos de Belmecher y Zalatambor, por lo que fue demandado.

La obra, tasada en 10.442 ducados por Francisco Palear Fratín (a él se debe la torre de la Gallarda en la iglesia de Lizarra), ingeniero del rey y veedor eclesiástico, corrió a cargo de los maestros canteros Juan de Yerategui y Martín de Sarrote, de probable origen guipuzcoano.



Una de las salas permanentes del museo.

Felipa murió en enero de 1624, siendo enterrada en el convento de San Agustín de Estella –hoy desaparecido-, en el que la familia había adquirido una fundación con derecho a construir carnero (sepultura), levantar túmulo, poner reja y colocar sus armas.

Además del de San Agustín, la familia tenía otro carnero en Santo Domingo, la capilla de Ntra. Sra. de Belén, en el Santo Sepulcro, y la capilla de San Antonio de Padua, en San Francisco.

En ese momento, al ejecutar las mandas testamentarias sus bienes fueron valorados en más de 27.000 ducados.



El general Zumalacárregui, litografía de Gustavo de Maeztu.

Bienes que repartió entre sus hijos, nombrando heredero universal a Juan, hijo de su segunda esposa, al que donó las tierras y huertos que poseía en Estella, y  «la cassa principal de los Chávarris que el dicho señor barón a edificado en esta ciudad en la calle de la Rúa de San Pedro d'ella, con el llamamiento a Cortes que tiene el dicho señor barón para si y sus descendientes».

Ya viejo, en 1624 contrajo nuevo matrimonio con Isabel Sanz Normant de Baquedano, falleciendo tres meses después, y siendo inhumado en el convento de San Agustín.



Una de las salas con exposiciones temporales.

Francisco, primogénito de su primer matrimonio, heredó los bienes de su madre (señorío de Racax y los palacios de Ustés y Guesalería), y la baronía de Purroy al fallecer el padre.

Ingresó en la orden de Calatrava (1617), y en 1628 fue elegido diputado de las Cortes de Navarra por el brazo de las Universidades.

Falleció sin descendencia, en 1637, mientras ocupaba el cargo de alcalde ordinario de Estella, siendo enterrado en la capilla mayor del convento de Santa Clara.

Previamente había llegado a un acuerdo con las monjas, mediante el que a cambio del patronato de la capilla las dejaba herederas de la baronía de Purroy.

Pero al ser el convento patronato real, el Fiscal y el Patrimonial del reino pleitearon exigiendo el desentierro del cadáver. El proceso quedó pendiente, y la remodelación de la iglesia, pocos años después, impide saber en qué quedó el asunto.



Bandera atribuida a Cabrera, de entre 1833 y 1840, y fusil de chispa británico fabricado por Brown Bess hacia 1808.

Victoria de Echávarri y Racax, hija de su primer matrimonio, casó con Juan de Reus, señor de Luceni y Maleján, junto a Borja (Zaragoza), falleciendo antes de 1623.

Como curiosidad, señalaré que el actual escudo del pueblo de Luceni lleva, entre otras armas, la estrella de ocho puntas de los Echávarri.

El segundogénito del primer matrimonio, José de Echávarri y Racax, sucedió al padre en el cargo de Merino de la ciudad y merindad de Estella, y casó con María de Azcona y Gaviria, hija de los palacianos de Azcona.

Murió sin sucesión en fechas próximas a las de su hermano mayor, pasando sus bienes a los hijos de su hermanastro Juan, que, de esta manera, se hizo con casi todo el patrimonio de su padre.



Soldados a caballo, de José Cusachs y Cusachs.

Felipa, hija de su segundo matrimonio, recibió bienes en Madrid, Calatayud y Puente la Reina, valorados en 8.000 ducados.

Casó en 1625 con Juan Antonio de Albizu, palaciano de Sorlada, descendiente del palacio de Aranarache y Caballero de la Orden de Alcántara.

Llamado a Milán por el cardenal Gil de Albornoz, pariente de su esposa, murió como Capitán de Caballos en las guerras de Lombardía.



Bandera coronela, del primer tercio del siglo XIX,  con las armas de Castilla y León, y una orla que dice: “POR LA RELIGIÓN DE ESPAÑA Y SU REY SALE A CAMPAÑA”.

Juan de Echávarri, nacido en Madrid y primogénito de su segundo matrimonio, debido, al parecer, a su relación con su pariente el cardenal Gil de Albornoz, regente del Consejo de Navarra y Virrey interino, alteró el orden de sus apellidos maternos, anteponiendo el Albornoz y relegando el Enríquez de Cisneros.

Desposó con Lorenza de Viguria, sobrina del palaciano de Viguria, pueblecito del valle de Guesálaz, próximo a Estella, en el que levanto el palacio más elegante de su época.

Hoy, lamentable ruina, sobre el que trataré en un próximo reportaje, en el que seguiré hablando de esta importante familia estellesa.



Patio interior del palacio. Utilizado en algún tiempo como matadero, en esa anilla se atarían las reses para apuntillarlas.

Pasando al Palacio del Gobernador, señalado con el número 29 de la calle de Larrúa, el Catálogo Monumental de Navarra lo describe como un edificio «de marcada horizontalidad con un basamento de sillería y dos cuerpos de ladrillo, aunque de vanos, cadenas y cornisas de sillar al estilo de la arquitectura madrileña de los Austrias.

Destaca por sus excelentes proporciones y acertada distribución de vanos. Éstos marcan siete calles con grandes ventanas y balcones, respectivamente en el primero y segundo cuerpos, todos ellos adintelados y provistos de recuadros planos, que incluyen orejetas superiores».



Escalera del palacio.

«El eje de la fachada aparece resaltado por un portalón recto de grandes dimensiones y enmarque cajeado con orejetas sobre costillares escamados; en él monta un balcón volado de estructura semejante.

Tres escudos y la fecha 1613 enriquecen su coronamiento. Contribuye al ornato del conjunto la rejería antigua de ventanas y balcones» (rejería que la reciente restauración del edificio no ha mantenido en su integridad).

Todo lo cual hacen de él un edificio de características arquitectónicas poco comunes en Navarra y las comunidades que la rodean.



Fachada trasera antes de la restauración del edificio.

La fachada trasera presenta un basamento de sillería de gran altura que compensa el desnivel entre la calle y el río, sobre el que montan dos cuerpos de ladrillo.

Los vanos, al igual que en la fachada principal, marcan siete calles, pero organizadas de manera que las cinco centrales se agrupan, en tanto que las dos laterales quedan ligeramente separadas de las anteriores.

Vanos que presentan parecida decoración a los de la fachada principal, con la diferencia de que las pilastras y dinteles son de ladrillo.

En el basamento se abren cuatro ventanas rectangulares, alineadas bajo las calles impares, que ventilan el sótano.



Patio interior del palacio del Gobernador.

El interior contiene un patio de planta cuadrada, articulada en dos niveles, con arcos de medio punto hechos de sillería y sostenidos con sencillas columnas monolíticas (todos los dinteles, pilastras y columnas de piedra del edificio son de una pieza) de orden dórico.

El centro de cada lado del antepecho de la segunda planta está decorado con un escudo ovalado, ornado con cartela de cueros retorcidos, que lleva en su campo las armas de los Echávarri: una estrella de ocho puntas.

Las enjutas de los arcos del segundo piso van decoradas con un medallón circular liso.



Fachada principal del palacio antes de la restauración. Desconozco la razón por la que se ha eliminado o reducido el vuelo de los balcones y se ha modificado «la rejería antigua de sus ventanas y balcones (que) contribuye al ornado del conjunto» (Catalogo Monumental de Navarra)

Las fachadas muestran los huecos de los mechinales en los que se sujetó el andamiaje utilizado en su construcción, lo que contribuye a modularlas.

Del mismo modo, se aprecia, claramente, que el edificio fue levantado de una vez, sin interrupciones en el transcurso de la obra.

En cuanto al estilo, su estructura se inspira en el clasicismo practicado en Madrid por arquitectos como Francisco de Mora y su sobrino Juan Gómez de Mora, quien pudo proyectar este palacio.

Arquitecto, éste último, que trabajó para el duque de Lerma, con quien Juan de Echávarri tuvo una intensa relación y del que obtuvo importantes beneficios.



Escudos de la fachada principal del palacio. Arriba, antes de la restauración; abajo, en la actualidad.

En el centro de la fachada, bajo la cornisa, hay tres escudos de armas fechados en 1613 y labrados en un solo bloque de piedra arenisca.

El central, que conserva la policromía original, corresponde al linaje estellés de los Echávarri. Así, sobre una cartela de cuero retorcido, trae, sobre fondo azul, una estrella de oro de ocho puntas. Y en la parte superior, como novedad, aparece la leyenda FIRMA MANET (Permanece firme).

Lleva como timbre un yelmo con cimera de plumas y lambrequines, el cual, como corresponde a la casa principal del linaje, está en posición frontal.

La gorguera lleva pintada una flor de lis de color azul muy oscuro o negro, sin que se sepa a qué responde ese símbolo de la monarquía navarra de origen francés.



Patio interior del palacio. En cada lado del antepecho, sin policromía, un escudo del linaje.

El escudo de la izquierda del espectador, también sobre cuero retorcido, es cuartelado: 1, una estrella; 2, una faja acompañada de tres estrellas; 3, fajado de seis; y 4, cinco fajas ondeadas.

En abismo (en el centro), un escudete cargado de tres taus, y, sobre el todo (bordeándolo), una bordura jaquelada.

Los historiadores no han podido descifrar a qué armas corresponde, aunque se inclinan por pensar que es una libre representación de las de los Echávarri y los Racax.



Galerías del sótano. Los paneles dan información sobre la historia de la familia Echávarri y del edificio.

El otro escudo, a la derecha del espectador, también cuartelado, lleva: 1 y 4, jaquelado; 2, cuartelado de águila y castillo; y 3, cuartelado de león y castillo.

Armas, aunque modificadas, que se atribuyen a los Enríquez de Cisneros y Albornoz. Sobre él, la corona recuerda la sangre real que llevaba la familia, y los armiños que lo bordean sirven para reforzar esa memoria.

Sobre el cuero retorcido que sirve de base al escudo, un ave a cada lado, cuyo cuello rodea una corona, parece referirse al cisne del que procede el apellido Cisneros.



Fotografía que muestran el estado del edificio pocos años antes de que lo adquiriera el Ayuntamiento de Estella.

José de Ezpeleta y Aguirre, conde de Ezpeleta, que lo había heredado de su madre, en 1880 vendió el palacio a Isidoro Polo y Santos, que junto con su hijo Ricardo, querido y apreciado alcalde de Estella, lo utilizó como fábrica de curtidos.

De éstos pasó a la familia Ganuza Pegenaute, quienes siguieron curtiendo pieles, y posteriormente lo alquilaron para instalar en él un taller de cromado y cincado.

Finalmente, el año 2000 lo adquirió el Ayuntamiento de Estella, y tras un fallido intento por convertirlo en hotel, lo cedió al Gobierno de Navarra para que lo restaurara y destinara a Museo del Carlismo.

Con este trasiego, y tras haber sido utilizado para fines fabriles, nada nos ha llegado de la rica decoración, mobiliario y otros elementos con que debió estar vestido.



Estado de los huecos de la fachada antes y durante el proceso de restauración.

El nombre de Palacio del Gobernador es reciente, y parece responder a su posible utilización como residencia de los gobernadores militares que tuvo Estella durante la 2ª Guerra Carlista.

Única etapa de su historia en la que hubo gobernadores en la ciudad, el último de los cuales fue el general José Lerga y Donamaría.



Galería alta del patio.

Los datos ahora conocidos contrastan con la opinión que sobre su origen se tenía en la Estella de principios del siglo XX.

Así, en una nota manuscrita que se encontró en casa de Ricardo Polo Erce (la familia Polo compró el palacio el año 1880, y lo destinó a curtiduría, actividad que la familia Ganuza, últimos propietarios civiles del edificio, continuó hasta la segunda mitad del siglo XX), redactada por Máximo Goizueta (arquitecto estellés) y Marcelino Lorente (médico), se dice lo siguiente: «Datos tomados en Estella. La casa la edifica la familia Condes de Magallón en 1613.

Para dar fin a las peleas de agramonteses y beaumonteses se dispone venga un gobernador a Estella y se le construye la casa. Pero cuando se iba quedando acabada se hace la paz entre ambos bandos y la casa no llegará a terminarse (como en efecto ocurre pues no están puestas las jambas y dinteles de las fachadas al río, y no está la bóveda de escalera ni de galerías altas)».

Estos ilustres estelleses se equivocaron en la autoría del edificio y en lo que respecta a las jambas y dinteles, que en la fachada del río son de ladrillo y no están inacabados.



Planta baja del patio.

Respecto a los fondos del museo, casi su totalidad estuvieron expuestos hasta hace unos cuarenta años en el llamado Museo de Recuerdos Históricos de Pamplona.

Cerrado el cual, los fondos más importantes pasaron a ser custodiados por el Partido Carlista, que en los años 80 y 90 repetidamente los ofertó al Gobierno de Navarra para que con ellos creara un museo.

Pasaba el tiempo, el Gobierno foral ignoraba la oferta, y, visto su desinterés, a mediados de los 90 el Partido Carlista se puso en contacto con el Gobierno Vasco, cediéndoselos temporalmente a cambio de que fueran restaurados.



Diversos objetos de la guerra de 1936-39.

Entonces el Gobierno de Navarra, al ver el interés que mostraban los vascos, tras comprobar el valor histórico del material dio curso a una propuesta del Parlamento de Navarra (1997) para que se creara un museo que el Partido Carlista quiso que se estableciera en Estella.

Tomada la decisión de crear el museo (1999), a tal fin el Ejecutivo foral habilitó el palacio del Gobernador, cedido por el Ayuntamiento estellés.

Con ello, además, según el Partido Carlista, el Gobierno de Navarra cumplía una de las condiciones mediante las que el Ministerio del Ejército cedió a Pamplona la Ciudadela.



De izquierda a derecha y de arriba abajo, Libro de actas de la Junta Gubernativa de Navarra del año 1837; libro de defunciones en el que se recoge la inscripción de los fusilamientos de Estella; llegada de voluntarios requetés a la plaza del Castillo de Pamplona; Junta Central Carlista de Guerra de Navarra; billete de 50 pesetas con el escudo del Gobierno Vasco; y peseta de la República Española. Objetos que junto con otros muchos pueden verse en la exposición temporal montada en la planta baja del edificio.

Abierto el museo, el Partido Carlista se queja de que apenas se expone la séptima parte de los más de 170 objetos donados. Y, sobre todo, de que en él sólo se recoge una parte de la historia del carlismo.

Efectivamente, en dos de sus tres salas gran parte del espacio está ocupado por paneles con antecedentes que se remontan a la Revolución Francesa o referidos a la Guerra Civil del 36, mientras que nada se dice del carlismo posterior a 1939: su ruptura con el franquismo (1945), su evolución ideológica, la creación de los GAC (grupo armado), sus trabajos con otros partidos en pro de la Transición Democrática, su tardía ilegalización para impedir que se presentara a las primeras elecciones democráticas, y los hechos de Montejurra en 1976, en que la ultraderecha, con el consentimiento del régimen franquista, asesinó a dos personas.



Uniforme y bandera del requeté navarro en la Guerra Civil de 1936, y otros objetos.


           En su opinión, se ha querido hacer un museo políticamente correcto que no incomode a la derecha española ni a las corrientes históricas que veneran el liberalismo y odian el carlismo. A cuya inauguración, por coherencia con el pensamiento de su difunto padre, no acudieron los hijos de José Ángel Pérez-Nievas Abascal, cuyo empeño y esfuerzo ha hecho posible el museo.

Opinión (la del Partido Carlista) bastante compartida, no errónea ni sesgada, pues una pluma totalmente ajena al carlismo, tan ecuánime y valorada como la de Fernando Pérez Ollo (Diario de Navarra 07-05-2010, pág. 58), hablando del futuro Centro de Interpretación de las Murallas de Pamplona aconsejaba que no siguiera «el modelo, manifiestamente bisojo, del Museo del Carlismo».



Sable del general Espoz y Mina, y laya que utilizaba en sus tareas agrícolas.

En este momento, vistas las carencias del museo, y puesto que la cesión de los fondos es irreversible, el Partido Carlista, que aún conserva numerosos objetos históricos, está dispuesto a cederlos a otra institución (o crear su propio museo en los locales que tiene en Estella) para que con ellos se cree otra exposición permanente que refleje su evolución hasta la actualidad.

Todo ello, salvo que el Gobierno de Navarra corrija la limitada visión del museo y dé en él una visión más real y completa del movimiento carlista.

Limitación que no impide el que vivamente aconseje la visita al museo, el cual, salvo los lunes y tres días al año, está abierto, de martes a sábado, de 10 a 14 y de 16 a 19, y los domingos y festivos de 11 a 14 horas.



Galería inferior del patio del palacio.

Nota 1.- Sin dar fechas, Francisco de Eguía y Beaumont dice que «el capitán Francisco de Echávarri ha servido a S. M. en Italia, y Flandes, con una Compañía de Infantería Española, y en Bretaña con una de Arcabuceros en el Tercio de Don Juan de Aguilar, y fue por embajador a la Duquesa de Mercurio, y habiendo venido de Bretaña, volvió a ella con 2.000 hombres de quienes fue Cabo. Al Alférez Pedro de Echávarri, hermano del Capitán, mataron en la Coruña, siendo su Alférez; y otros dos sobrinos suyos, Martín y Nicolás de Echávarri, mataron también en la toma de Enebon en Bretaña; sirvieron asimismo en las Guardias de España, Felipe, Pedro y Lope de Echávarri, y Pedro murió en la última jornada de Malta, y Lope sirvió en Portugal y Carrera de Indias de Capitán y Sargento Mayor. Juan de Echávarri, hijo menor, murió en la jornada que el Duque de Medina Sidonia hizo a Inglaterra» (Armada Invencible).

Para saber más:
El Palacio del Gobernador de Estella: aportaciones sobre las costumbres heráldicas en Navarra a comienzos del siglo XVII, de Mikel Ramos Aguirre.


junio de 2010

 

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© Javier Hermoso de Mendoza