Situado a media ladera de uno de los montes que rodean Estella, El Puy es una atalaya a cuyos pies se extiende la ciudad. En esta foto de los años 40, tomada por Ricardo Erce Diez, a través de los lóbulos de la desaparecida balaustrada se ven cada una de las tres parroquias. De izquierda a derecha: San Miguel Arcángel, San Pedro de Larrúa y San Juan Bautista.
La Virgen del Puy eclipsó al resto de las imágenes marianas que se veneraban en la ciudad (Ntras. Sras. de Belén, de la Horta, de Rocamador, de la O, de Salas, Jus del Castillo, de la Gallarda, de las Torchas, de la Loja, y de Lizarra). Es normal que así fuera. La Virgen del Puy es la decana y, desde mediados del siglo XVII, coincidiendo con la construcción del templo barroco y el sitio de Fuenterrabía (más adelante hablaré de ello), su patrona. A partir de entonces la devoción aumentó, y su fiesta, que se celebraba el 8 de septiembre, en 1655 se trasladó al primer sábado de agosto para hacerla coincidir con las Fiestas de la ciudad. Desde 1856, su fiesta se celebra con gran solemnidad el 25 de mayo, día del año 1085 en que se tomó Toledo. Vaya mi felicitación para todas las que se llaman María del Puy, y para cuantas personas celebren ese día su aniversario.
Fotografía actual de la Virgen del Puy.
Si cogemos las fechas históricas al pie de la letra, la Virgen del Puy, milagrosamente aparecida en 1085 (todos los autores no coinciden en la fecha: el cardenal Aguirre señala el 1080, y tanto el Becerro del Puy como Francisco de Eguía dan el 1082), es anterior a la ciudad, cuya fundación -más bien repoblación- se hace coincidir con el año en que se le otorgó el Fuero (1090). Esta aparente contradicción se debe a que antes de esa fecha ya existía una agrupación espontánea de mercaderes francos cobijados al amparo del castillo existente en el roquedo que hoy se conoce como La Cruz de los Castillos (algunos historiadores dicen que Estella ya existía en 1031, y Arturo Campión dice que fueron los romanos quienes la fundaron junto a la población de Lizarra).
Goñi Gaztambide, en el tomo II de la "Historia Eclesiástica de Estella", basándose en el hecho de que el Rey no cita a la Virgen en el documento de concesión del Fuero, considera que ésta no influyó en la fundación de la ciudad. Lo cierto es que el primer documento que cita a la Virgen del Puy es de 1171.
Según la tradición, en esta arca gótica fue encontrada la virgen (en realidad, es el arca-expositor en la que hasta el siglo XVII se guardó la imagen). En el anverso se representa la escena de la Anunciación, y en reverso, los Apóstoles.
Podríamos decir que la Aparición de la Virgen fue el acto propagandístico con el que los mercaderes francos pretendieron llamar la atención del monarca para que éste reconociera y protegiera su poblado y, también, para atraer a sus tiendas a los peregrinos que cruzaban el río Ega dos kilómetros más al sur y se dirigían a Irache sin pasar por Estella. Para ello escenificaron la milagrosa aparición de una virgen que, además, su nombre coincidía con el de una de las más famosas y veneradas de toda Francia: Notre Dame du Puy, en la Auvernia. Huelga decir que el éxito fue inmediato, consiguiendo ambos objetivos.
Según cuenta Francisco de Eguía y Beaumont en su "Estrella Cautiva o Historia de la Ciudad de Estella", fechada en 1644, los pastores de Abárzuza vieron que unas estrellas se posaban a la entrada de una gruta cerrada de matorrales. Al repetirse el fenómeno las noches siguientes, se acercaron y encontraron una imagen de la virgen. Avisaron a los clérigos de su pueblo; estos lo comunicaron al obispo de Pamplona, quién avisó al rey Sancho Ramírez, el cual se hallaba en el cerco de Toledo. Regresó rápidamente el monarca, ordenó que la Virgen se bajara a la iglesia de Lizarra, pero a unos veinte metros la imagen se inmovilizó y no consiguieron que avanzara. Comprendiendo que el deseo de Ntra. Sra. era permanecer en el lugar en que había aparecido, junto a la gruta se construyó una capilla y una casa para el rey y para los peregrinos. En recuerdo de este hecho, en el lugar en que se detuvo se levantó un humilladero (Virgen del Camino, foto 8 b) que el 13 de abril de 1964 se derribó.
Composición fotográfica (42x25 centímetros) de principios del siglo XX en la que se representa la aparición de la Virgen a los pastores (propiedad del autor de éste reportaje).
El que la Virgen se apareciera a los pastores de Abárzuza, distante unos siete kilómetros por terreno montañoso y quebrado, y no a los habitantes de Lizarra, situada a pocos metros de la gruta, abre unos interrogantes de imposible respuesta: ¿era Lizarra un poblado?; ¿una atalaya de vigilancia?; ¿estaba en lo que hoy se conoce por tal nombre?; ¿quizá en la Peña de los Castillos?; ¿era ese el nombre que dieron a su barrio los pobladores navarros que se asentaron junto a Stella? ("izarra" en vascuence significa estrella, y a su vez "lizarra" puede ser una derivación de "L´izarra", nombre que los pobladores francos pudieron dar a la población de navarros que se estableció junto al burgo) Sea como fuere, desde aquél momento Estella ha sido una de las estrellas más brillantes del Camino de las Estrellas, conocido también como Camino Francés, o Camino de Santiago.
El nuevo santuario se convirtió en un importante centro de peregrinación al que acudía la gente en busca de milagros. Estos fueron numerosos. Así, en 1590, por descuido de una beata se quemó un libro antiguo en el que se relataban más de ochocientos milagros comprobados. Y cuando en 1929 se derribó la iglesia barroca construida hacia 1650, se tiraron los numerosos exvotos que en la entrada del santuario recordaban milagrosas curaciones. Algunos tan pintorescos como la fotografía un joven con la cara deformada por el mordisco de un asno.
Tabla en la que se representa a la Virgen con Santiago, y que erróneamente (ni se aprecia en la foto, ni lo cita Zorrilla en su minuciosa descripción) se atribuye al retablo barroco de la Basílica (foto 9).
Los numerosos peregrinos ocasionaban cuantiosos gastos, y la capilla había quedado pequeña. Para solucionar el problema, en 1174, el obispo de Pamplona, Pedro de París, donó la iglesia a los "Sesenta de Santiago", cofradía de carácter no exclusivamente religioso compuesta por personas de origen francés. Esta cofradía fue disuelta por el rey en 1323; renació cinco años más tarde; volvió a ser disuelta en 1346, pero la orden quedó sin efecto al subir al trono un nuevo monarca (el problema venía de la rivalidad que los "Sesenta de Santiago" mantenían con la cofradía de "Nuestra Señora del Puy", formada probablemente por navarros). Como el conflicto continuaba, Carlos II las llamó a concordia, quiso unirlas, y al fracasar en el intento las disolvió definitivamente. Poco después apareció en Estella la cofradía de Santa María de Loya, y Gutiérrez Eraso opina que por haber en Puertomarín un monasterio llamado de Santa María de Loyo, el cual fue la primera sede de "La Orden de Santiago", esta cofradía estellesa fue una forma de perpetuar con otro nombre la disuelta cofradía de los "Sesenta de Santiago". Lo cierto es que ambas cofradías han sido recuperadas: la de Ntra. Sra. del Puy, en 1945; la de los Sesenta de Santiago, nombre del coro que participa en las celebraciones de la Basílica del Puy, en 1999.
La Virgen, precedida de clarineros, maceros y la bandera de la ciudad, en una de las últimas veces que bajó al llano.
El deseo de la Virgen de permanecer en el lugar de la Aparición, se lo tomaron los estelleses tan a pecho que hasta 1631 no la movieron del altar. Ese año, para conjurar una epidemia de cólera que asolaba la ciudad, se bajó en rogativa, pernoctando tres noches en cada una de las tres parroquias principales, lo que hizo que la epidemia cesara. Desde entonces, hasta 1900 bajó en 22 ocasiones (20 de ellas coincidieron con pestes y otras calamidades, y las otras dos, con la celebración del 8 Centenario, en 1885, y con el robo del niño, en 1900), pernoctando siempre a la parroquia de San Juan, en la que llegaba a permanecer varios meses. En septiembre de 1946, con motivo de la coronación de Ntra. Sra. la Real, de Pamplona, fue la primera y única vez que salió de la ciudad.
En los años 60, peregrinación de Villatuerta el 1 de mayo. En la fotografía se ve la procesión en la Pieza del Conde, a la entrada de Estella.
Siglos antes, en 1412, con motivo de una tremenda sequía que agostó las cosechas (la ciudad no cogió trigo ni para alimentarse un mes), comenzaron las rogativas al Puy, las cuales estuvieron vivas hasta la década de los setenta del pasado siglo.
Desde fecha antigua, a lo largo del mes de mayo también subían los vecinos de casi todas las calles y barrios de Estella. Eran las barriadas: el sábado correspondiente, precedidos de un pregonero tocando el tambor ("pan, parratapán, peseta y media me dan, aguardiente queso y pan", cantábamos chicos y chicas siguiendo el ritmo del tambor y haciendo referencia a la soldada que recibía), subíamos caminando al Puy. Después de asistir a la Salve se repartía pan, vino y queso, y se terminaba la fiesta con una gran hoguera. Al día siguiente, domingo, subíamos a misa, y después el prior del barrio ofrecía pastas y mistelas. De todas las barriadas, sólo se celebra la de la plaza de Santiago, la de la calle Calderería, y la de la calle del Puy.
También hacen romería los pueblos de la comarca. Antiguamente venían de Cirauqui con una copia de la Virgen del Puy que mandaron hacer en Barcelona. Venían los de Oteiza, hasta que en 1794 dejaron de hacerlo por un problema de protocolo. En romerías que están datadas desde finales del XVI, vienen los de Villatuerta y Arandigoyen (foto 7) y, en reconocimiento de la relación que tuvo San Veremundo con la Virgen del Puy, los alcaldes de Estella y Villatuerta intercambian sus varas de mando. Vienen los de Abárzuza, cuyos pastores encontraron la imagen. También lo hace el valle de Allín y algunos pueblos del valle de Yerri.
En el muro de contención de la explanada se colocó el Calvario que se ve en la foto de la izquierda. En la madrugada del 8 de noviembre de 1966 se vino parcialmente abajo. Se reconstruyó el año siguiente, pero no se rehizo la parte de la composición religiosa que había caído al suelo.
En el humilladero, foto derecha, inicialmente estaba el Crucificado del XVII que se encuentra en la iglesia, sustituido después por un lienzo.
En 1640, un ladrón se apoderó de las joyas de la Virgen y huyó. No fue muy lejos: a unos veinte pasos lo detuvo una fuerza misteriosa, y a la mañana siguiente, al ser descubierto, la Justicia le cortó las manos, y atadas por un cordel las colocó en un poste de madera que en 1866 se sustituyó por la columna de piedra que hoy recuerda el milagro. Cuando en 1964 se derribó el humilladero de la Virgen del Camino, se esculpió la imagen de piedra que está sobre la citada columna.
En julio de 1900 robaron el niño, el cual fue recuperado de forma extraordinaria y providencial. Y en 1973, al morir el prior Javier Garbayo, desaparecieron objetos de valor de los que sólo se recuperó un pequeño copón.
Altar del templo barroco. Los candelabros se conservan en la actual iglesia.
Pero el milagro más trascendente se produjo en septiembre de 1638. Durante la defensa del famoso sitio de Fuenterrabía, cientos de estelleses fueron destinados a combatir en la parte más peligrosa. Preocupados por su vida, se encomendaron a la Virgen, la cual se les apareció y les prometió que todos regresarían sanos y salvos a la ciudad, lo cual se cumplió. Dos años más tarde, en recuerdo de aquel hecho, Juan de Aguirre y Gamarra, padre de la que empleó todos sus bienes en levantar el convento de Recoletas, costeo el crucero de la iglesia barroca. Jerónimo Ladrón de Cegama costeó el retablo mayor (foto 9), y a su muerte dejó una escribanía de plata procedente de las Indias.
Y la ciudad, agradeciendo que todos sus vecinos volvieran vivos, la nombró su patrona y desde entonces su devoción aumentó.
Algunos autores opinan que la verja actual (fotografía de la derecha. Foto Llauró) es la original de la iglesia barroca. Observando ambas fotografía se ve que no es cierto.
Del primitivo templo románico no queda rastro, y al llegar la Edad Moderna la iglesia era pequeña y vieja, de capacidad muy reducida, sin mérito artístico alguno, y construida con malos materiales. La reforma del XVII dio como resultado un templo de planta de cruz latina cuyos brazos medían 26,28 m. y 13,38 m., cabecera recta a la que se adosaba un pequeño camarín, bóveda de medio cañón con lunetos, cúpula sobre pechinas en el crucero, y sendas capillas laterales que comunicaban nave y crucero. La iglesia, que no quedó terminada, completó sus obras a lo largo del siglo siguiente.
En la puerta de acceso (foto 10 a), rematada en frontón, se reproducía la estrella que aún se conserva en la puerta de Castilla de las murallas de Estella, en la cual se inspiraba.
Altar y girola, fotografía sacada el 15 de mayo de 2004.
A principios del siglo XX el templo amenazaba ruina, por lo que el 30 de agosto de 1928 el Ayuntamiento nombró una "Junta Municipal de Obras del Puy", la cual decidió derribar el templo barroco y construir una iglesia nueva. Encargaron el proyecto al arquitecto navarro más famoso de aquellos años: Víctor Eusa, el cual tiene en ésta iglesia una de sus obras más importantes (fotos 11 y 12 b). El 11 de agosto de 1931 se adjudicó la obra a Rufino Martinicorena, de Pamplona, quien cobró por ella 250.000 pesetas, y el 16 de mayo de 1932 se celebró la primera misa. Como por falta de fondos el templo había quedado inacabado, en diciembre de 1948 se encargó a Eusa el proyecto de decoración. Las obras comenzaron en agosto del 49, y en ellas participaron los artesanos de Estella (Cruz Ganuza y Félix Basarte, andamios y albañilería; Marino Echeverría, las rejas de la girola y del comulgatorio; Joaquín Errazquin, la araña central, regalo de Nicolás Ruiz de Alda; Agustín Chasco, la cantería; Fermín Errazquin, la hojalatería; Juan Domínguez, la electricidad; Felipe Poyal, la carpintería), pero las obras más importantes se encargaron a las firmas más prestigiosas: la escayola es obra de Francisco Letamendía, de San Sebastián, que cobró por ella 277.000 pesetas; la pintura es de Iribarren Hermanos, de San Sebastián, y costo 100.000 Pts.; el sagrario es de Javier Corberó, de Barcelona, y costó 16.000 Pts.; el altar de mármol y alabastro es del barcelonés Ricardo Andréu, y costó 63.000 pesetas; el baldaquino, de otro barcelonés, Pedro Corberó, y costó 78.000 pesetas; y las vidrieras son de la Casa Maumejean, de Madrid, que cobró por ellas 46.000 Pts. En total costó 1.250.000 Pts., y en la primavera de 1951 quedó totalmente terminado.
En la fotografía de la izquierda se ve la parte trasera del templo barroco, y en la de la derecha el templo actual.
La estrella es el elemento en torno al que se articulan los planos (foto 17), el mobiliario y la decoración, en un proyecto en el que la línea curva está ausente. Las paredes son de hormigón con decoración interior de ladrillo caravista. Su cabecera está formada por una girola estrellada cuya mitad superior está formada por grandes vidrieras que hacen de "la luz un elemento moldeador de carácter casi oriental" (Linazasoro). Para Goñi Gaztambide "es un templo lleno de luz y armonioso de estilo, pero frío, falto de inspiración religiosa (el cual) no invita a la oración ni al recogimiento". Montoro Sagasti vio en el templo "una estrella mudéjar, un baldaquino-mimbar, una tienda árabe traducida al cemento...", y Zorrilla ve en él elementos de estilo bizantino.
Hasta 1905 la Basílica estaba, literalmente, entre rocas. Ese año, como vemos en la foto, con picos, palas y terreros se empezó a allanar la actual explanada.
La zona que rodeaba a la iglesia era muy abrupta. A finales del XVII se gastó mucho dinero en arrancar peñas y hacer paseos, pero delante de la iglesia quedaron grandes rocas, las cuales se comenzaron a desmontar en 1905 (foto 13). Al año siguiente, el Ayuntamiento instó al prior a que continuara el desmonte para así aliviar la miseria en la que se hallaban muchos jornaleros que habían quedado sin trabajo cuando "la filoxera" mató todo el viñedo. El resultado es la actual explanada (foto 14), acabada en 1908, la cual ha sufrido, en los últimos años, reformas bastante desafortunadas.
En 1971, el Ayuntamiento acordó habilitar para aparcamiento la huerta del templo, pero el capellán no lo permitió. Años más tarde, a iniciativa mía pasaron a propiedad pública los terrenos que hay detrás de la iglesia. El objeto que perseguía era doble: por una parte, evitar que El Puy quedara rodeado de edificios; por otra, habilitar en esos terrenos unos aparcamientos que ocasionalmente permitieran peatonalizar el actual acceso. Esta segunda posibilidad ha quedado seriamente tocada al permitir que se construyera al pie de los estrechos carretiles que serpentean junto al templo.
Detrás de la iglesia hay una placa que recuerda el fusilamiento, por orden del "traidor" Maroto, general en jefe del ejército carlista de Navarra, de los generales carlistas García, Guergué, Sanz, el brigadier Carmona y el intendente Úriz. Maroto, que poco después escenificó con Espartero el "Abrazo de Vergara", con el fusilamiento quiso liquidar la oposición que había entre sus mandos. Apresados en una habitación de la Basílica, el 18 de febrero de 1839 los pasó por las armas.
En esta foto vemos la explanada hacia el 1910.
Hubo siglos en los que la virgen fue poco venerada, y durante las guerras civiles del siglo XV el priorato quedó reducido a la mínima expresión. En 1477, un franciscano, para resarcirse de una deuda, robó un supuesto dedo de San Marcos y lo llevó al convento benedictino de Valladolid. Allí fue el prior Fernando de Baquedano, señor de Gollano, y pleiteó con los frailes. Como estos no cedían, se llegó al acuerdo de dividir el dedo, y con esta mitad, dos marcos de plata para hacer un relicario que aún se conserva, y una espina de la corona de Cristo que nadie sabe donde está, volvió a Estella y aprovechó su éxito para anexionar el Puy a la iglesia de su pueblo, hecho que autorizó el Papa. Al morir, los estelleses quisieron recuperar el priorato, pero debido a la autorización papal les fue imposible. Utilizando maniobras poco ortodoxas, cuarenta años después lo consiguieron. En 1630 y en 1740 los capuchinos quisieron hacer del Puy su convento, pero no lo lograron. Quizá como consolación, en 1899 pudieron establecerse en la iglesia de Rocamador.
Desde que fue disuelta la cofradía de los Sesenta de Santiago, el Puy fue patronato real hasta que en 1895 la Reina Regente renunció en favor del obispado. Esta reina había regalado un terno blanco, el cual se sumó al manto y vestido de terciopelo blanco que con motivo del cólera de 1855 había regalado el Ayuntamiento, momento a partir del cual la fiesta del 25 de mayo tomó importancia. Años después Margarita de Borbón regaló un vestido de terciopelo granate procedente de la princesa de Beira, esposa de Carlos María Isidro de Borbón (Carlos V para los carlistas); Carlos María de los Dolores de Borbón y Austria-Este (Carlos VII para los carlistas) donó la espada que usó durante un año de guerra, y en 1908 la infanta Isabel regaló un copón de plata sobredorada como recuerdo de su visita a Estella. El 9 de octubre de 1920, Alfonso XIII inauguro con su firma el Libro de Honor.
Esta foto algunos la atribuyen a 1885, año en el que se celebró el 8º Centenario de la Aparición, pero debe de ser muy posterior (la explanada está construida). En mi opinión, la foto se sacó cuando se bendijo la imagen que en 1909 donaron los estelleses residentes en la República Argentina (foto 16 a). Observar la gente que hay en el tejado del edificio.
"Esta es la estrella, que bajó del cielo a Estella, para reparo de ella", eran unos versos que figuraban en la antigua capilla. Baltasar de Lezáun y Andía, en su obra "Memorias Históricas de la Ciudad de Estella", obra fechada en 1698, dice que la imagen (foto 2) es "obra de Godos, y que los Christianos que la veneraban, cuando se perdió España por los años de setecientos y catorce, la ocultaron en aquel sitio para preservarla de los ultrajes" (por aquellas fechas los moros llegaron a las puertas de Estella y conquistaron Monjardín). El mismo autor dice que es parecida a la de Atocha y a la del Sagrario de Toledo. López Ferrero también dice que es visigoda, y Pedro de Madrazo dejó escrito que tiene poderosos motivos para creerla de época visigótica, pues si fuera de época posterior "no habría ciclo artístico al que atribuirla", señalando a continuación que las manos del niño y de la Virgen "son de un dibujo enteramente godo". A la misma época la atribuye el Becerro del Puy (1640). Hay que tener en cuenta que la actual imagen no es la original, pudiendo tener rasgos copiados de la primitiva imagen, lo que puede desconcertar a los eruditos.
Los autores modernos dicen que es una escultura gótica de finales del XIII o principios del XIV, de tipo vasco-navarro-riojano, al cual pertenecen las imágenes más bellas. La imagen tiene unos cien centímetros de altura. El niño está en posición frontal -lo que parece indicar que fue girado-, y no lo sujeta por el hombro, como es habitual, sino que delicadamente lo sostiene por la parte inferior. Excepto el rostro y las manos, toda la imagen está cubierta de plata, caso insólito dentro de su grupo, y su rostro redondeado y suave le da una belleza excepcional. Las restauraciones sufridas en 1886 y 1944 no han mermado su belleza, y las coronas y la luna de los pies son añadidos barrocos.
Hasta el siglo XVII la imagen se guardaba y exponía en un arca gótica (foto 3). Cuando se construyó el retablo barroco la virgen abandonó el arca, se cambió la posición del niño, y se mostró vestida hasta que en 1886, por indicación de Madrazo, se le quitó el manto y se reconstruyó el chapeado de la parte frontal. Posteriormente, en 1913 se rehizo el chapeado de plata de la espalda.
En 1944, con motivo del Congreso Eucarístico Comarcal, estaba la imagen en la plaza de los Fueros cuando una ráfaga de viento la derribó rompiéndole la muñeca.
En la fotografía de la izquierda se ve la imagen que donaron los estelleses residentes en Argentina. Esa imagen, parcialmente mutilada, hoy se encuentra, como puede verse en la fotografía de la derecha, tirada en un vertedero. En la parte posterior del pedestal se leía: "Recuerdo / de la / colonia argentina / y otros devotos / en la / Republica Argentina / a / Ntra. Sra. del Puy / 1909".
La imagen que hoy se venera es de castaño o nogal, tiene una pieza de haya en la espalda, y en una cavidad de la cabeza guarda una caja cilíndrica de madera con tapa en la que según el Becerro del Puy se escondieron reliquias. Cuenta Zorrilla -testigo ocular-, que cuando el 6 de septiembre de 1913 la abrieron, encontraron en ella trocitos de plata que deben proceder del revestimiento primitivo, y polvillos rojizos como de madera que otros autores piensan que proceden de una imagen anterior, la cual, junto con la Virgen de Belén, debió ser una de las dos vírgenes negras que ha tenido Estella. Según Ángel de Miguel, estas vírgenes negras eran buscadas con entusiasmo por los Templarios, y se cree que su culto era una derivación de los ritos que los antiguos egipcios tributaron a la diosa Isis. En ellas, el color negro es símbolo de la fertilidad y fecundidad de la tierra, y por eso sólo aparecen en lugares donde se han dado fenómenos paranormales (aguas milagrosas, prodigios curativos, lluvias de estrellas....)
Sebastián Iribarren, en sus "Apuntes sobre la Historia Antigua de Estella", de 1912, dice que el Papa Paulo III concedió al santuario, "in perpetuum", todos los privilegios y gracias de que disfrutan las siete Basílicas de Roma.
Plano del actual templo. Los tres cuerpos rectangulares corresponden al patio de la época barroca. La parte superior corresponde al nuevo templo.
En 1885, durante todo el mes de mayo se celebró con gran pompa el 8º Centenario de la Aparición. El 25, día cumbre, se iluminaron calles y plazas, se quemaron fuegos, hubo velada literaria, en la que intervino Hilario Olazarán, y más de veinte mil personas presenciaron una procesión en la que hubo más de tres mil luminarias.
El 8 de febrero de 1996, vientos huracanados derribaron los pinos que rodeaban la imagen regalada por los argentinos, la cual quedó mutilada. Durante meses permaneció en el suelo, recostada a la pared del edificio, y ahora está en el vertedero (foto 16 b) de una empresa constructora.
En 1956, por iniciativa de los periodistas estelleses Jesús Beruete y José Luis Larrión se hizo una copia de la virgen que fue depositada en la iglesia de los Escolapios de Pamplona. En 1980, Vicente Salanueva comenzó, y un escultor de Burgos terminó la copia de nogal que hasta este año se ha paseado en andas en la procesión de Fiestas (foto 18). El relevo lo tomará una copia de poliéster y carbonato cálcico realizada por iniciativa de varios miembros del Opus Dei de Estella, la cual, afrentando a muchos estelleses, en octubre de 2003 se entronizó en el santuario de Torreciudad, lugar en el que reposan los restos de Escribá de Balaguer.
Durante la procesión de fiestas del pasado año vemos la imagen tallada en nogal por Vicente Salanueva.
Casi todos los autores dicen que la palabra Puy deriva de pueyo (colina, altozano, en navarro-aragonés). Aunque es cierto que hay documentos que la nombran como virgen del Puyo, Poyo y Puiei (no conozco documento en el que coste Virgen del Pueyo), y que las palabras pueyo, poyo, puig, pug (con todos esos nombres hay vírgenes en Barbastro, entre Torres y Viana, Valencia y Tarragona, y Mallorca respectivamente) y puy parecen derivar de la voz latina podium (Mañe y Flaquer dice que "puy" es una voz francesa muy antigua que junto con puyo y puig deriva de la palabra celta pech o puch, que significa montaña). En mi opinión, la Virgen del Puy no debe su nombre al hecho de estar situada a cierta altura, sino a que es una representación de la Virgen del Puy de Francia que se venera en Le-Puy-en-Velay, región de la que procedían los primeros pobladores de Estella, cuya virgen e idioma importaron (durante cerca de cuatro siglos el occitano fue la lengua oficial de la ciudad, y, junto con el vascuence y el romance, una de las más habladas).
Una de las muchas representaciones de la Virgen del Puy. Este óleo del XVII en el que abundan las estrellas, y que se halla en el convento de Recoletas, es la de mayor calidad. A su pie se lee: "SOY LA ESTRELLA / BAJADA DEL CIELO AL SUELO / A DAR LUZ A ESTELLA / PARA SER PATRONA DE ELLA".
En apoyo de mi opinión viene el hecho de que en Navarra y Aragón hay muchos pueyos, y alguna virgen del Pueyo (Barbastro), pero todas las vírgenes del Puy, a excepción de la de Estella, están en sitio llano. La Virgen del Puy de Puente la Reina, escultura de piedra policromada del XVI conocida popularmente como Virgen del Txori, es una imagen que estaba sobre el puente de la localidad, y debe su actual nombre (en vasco txori significa pájaro) a la leyenda -bastante reciente- de un pájaro que cogía agua del río y le lavaba la cara. En Sos del Rey Católico esistió una iglesia románica (entre 1934 y 1937 quedó semiderruída) dedicada a la Virgen del Puy. Y hay documentos antiguos que a la virgen de Rocamador de Sangüesa la nombran como Virgen del Puy de Francia. En Mallén (Zaragoza), el 14 de junio de 1751 se puso la primera piedra de la ermita de la Virgen del Puy de Francia, la cual debe su nombre a un hecho milagroso: en medio de una gran sequía, dos labradores del pueblo fueron a Le-Puy-en-Velay a implorar ayuda a la virgen. Esta se les apareció, les dijo que volvieran a casa, y en el lugar en que les señaló hincaron los bordones y salió un gran manantial de agua potable.
Momento en que la Virgen del Puy es coronada por el nuncio Ildebrando Antoniutti.
Inaugurado el nuevo santuario, faltaba coronar la imagen (foto 20). A tal efecto, el 15 de diciembre de 1957 se creó una Junta, se formaron comisiones de arreglo de calles, festejos, protocolo, propaganda, recaudación, culto y liturgia, y se echó a andar. El arquitecto José Yárnoz diseñó la corona; Lozano de Sotés diseñó sellos que en número de 10.000 imprimió Fournier; con la imagen de la virgen se matasellaron cartas los días 23, 24 y 25 de mayo; del frontón Labrit y del Oberena de Pamplona se trajeron las tribunas laterales; se sacaron los bancos de la iglesia de San Juan, los butacones de los Juzgados...
Y la ciudad de Vitoria, doblemente hermanada con Estella a través del Fuero y del Ferrocarril, se volcó: cedió la gran tribuna en la que había sido coronada la Virgen Blanca, y envió los operarios que la montaron; la Cofradía de la Blanca trajo coronas y gallardetes, e Industrias Mendoza mandó las vallas de separación que se utilizaban en la Vuelta a España.
Llegaron a Estella nuncios, obispos, ministros del Gobierno, directores generales, y la ciudad se llenó de gentes que peregrinaron. Nos visitaron Santa Mª de Los Arcos, Ntra. Sra. de Gracia de Cárcar, la Virgen del Rosario de Arbéiza (llamada de los Conjuros), la Virgen Blanca de Lerín, la Virgen del Rosario de Villanueva de Yerri, la Virgen del Camino de Arguiñano, la Virgen de la Tos de Erául (popularmente conocida como Santa Tosea), y Santa Mª de Irache, que se guarda en Dicastillo. En el lugar en el que se celebró el acto, una placa recuerda el hecho, y desde entonces se conoce como plaza de la Coronación.
Hoy El Puy, a pesar de que tiene una nueva imagen, y ha instalado un órgano nuevo, no pasa por sus mejores momentos, apreciándose detalles de dejadez y mal gusto.
Termino con la cruz que recibía al caminante que se acercaba por la explanada. Hoy no existe.
Mi agradecimiento a Domingo Llauró, sin cuyas fotos y fechas este reportaje hubiera quedado incompleto. A los autores citados en el reportaje, al Obispado, y al Museo de Navarra.
Mayo de 2004.