El Cohete

Su evolución, y otros actos en el comienzo de las Fiestas de Estella


Fotografía de los años 60, cortesía de Luisa Pagés. Puntual a la cita, el alcalde Moisés Iturria prende el chupinazo desde el balcón del Ayuntamiento de Estella.

Un cohete, disparado generalmente a las 12 de la mañana, anuncia en los pueblos de Navarra el comienzo de las Fiestas Patronales.


Escenas de lo que se ha convertido El Cohete en muchas poblaciones navarras que siguen el ejemplo del de Pamplona. Éstas, publicadas en la Web del Diario de Navarra, corresponden al de Tudela en las fiestas del presente año.

Puede ser multitudinario o no, pero desde hace años, casi todas las poblaciones importantes de la comunidad foral parecen rivalizar en tener el acto más guarro, en el que los asistentes  se embadurnan de vino, cava, harina, huevos, kepchup, etc.


Año 1986. Hallándose en obras el actual Ayuntamiento, el cohete de Estella se lanza desde el balcón de la antigua casa del Regimiento.

No siempre fue así, ni El Cohete tuvo la relevancia que ahora se le da: al de Pamplona, hace sólo 42 años que se le dio el actual rango.

Y estos días recordaba la prensa que en Elizondo el chupinazo se lanza desde 1959. Antes, como en casi todos los pueblos, las fiestas comenzaban al atardecer con el bandeo de campanas que anunciaban las Vísperas religiosas en honor de los patronos.


Como muestra esta fotografía de 1926, el cohete de Pamplona lo tiraban, en la plaza del Castillo, los empleados de la pirotecnia encargada de quemar los fuegos artificiales. No tenía más relevancia ni trascendencia.

En Pamplona, desde principios del siglo XX los empleados de la pirotecnia encargada de los fuegos artificiales disparaban varios cohetes en la plaza del Castillo, permitiendo, ocasionalmente, que lo tirara algún vecino.

Pero, también en Pamplona, el verdadero comienzo de las fiestas era anunciado, durante la tarde, por el bandeo de campanas.


1939. Joaquín Ilundáin, concejal del Ayuntamiento de Pamplona, ocupa el puesto de los empleados de la pirotecnia y lanza el cohete desde la plaza del Castillo. Al año siguiente se oficializa El Cohete tirándolo desde el balcón del Ayuntamiento.

Durante la II República, entre 1932 y 1936 quedó prohibido el repique de campanas.

Acabada la guerra, ese bandeo perdió relevancia, y un cohete, lanzado desde el balcón del Ayuntamiento, comenzó a anunciar los Sanfermines.


Año 2007. El Cohete que anuncia las Fiestas de Estella es lanzado desde el balcón del Ayuntamiento.

Mientras tanto, ¿qué sucedía en Estella? En la revista de fiestas editada por la Imprenta Echarri el año 1996, Juan Satrústegui, "Capirucho", recogiendo datos de 1948, afirmaba que «Estella inventó el chupinazo».


Tras su explosión, los grupos de danzas de la localidad nos ofrecen  el Baile de la Era, danza originaria de Estella. Foto de las Fiestas de 2004.

Tengo en mis manos la «Guía programa» de fiestas editada por la imprenta Garbayo en 1929.

En ella, el programa oficial de «El Excmo. Ayuntamiento de esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Estella, Ciudad Museo, Centro de Turismo de primer orden...», se inicia de esta manera: «A las doce del día se anunciarán las siguientes, con volteo de campanas en la Real Basílica y disparos de cohetes y chupinazos. Las parejas de dulzaineros de la población recorrerán las calles y plazas tocando alegres pasa-calles, dando por principiado el periodo oficial de fiestas».


El baile de los danzaris da paso a la actuación de varios de los numerosos grupos musicales de la ciudad. Esta fotografía corresponde a las Fiestas de 2007.

Es posible que, como en tantas cosas, la ciudad del Ega haya sido pionera al anunciar las Fiestas de forma tan explosiva y estruendosa (al menos desde 1856 está documentado: "a la hora de las doce en punto del medio día, se harán por los artilleros, y en el sitio de costumbre, los disparos de chupín -ese nombre se le daba entonces al cohete- con arreglo a ordenanza, los cuales anunciarán al público la víspera de la festividad", decía el programa de aquel año).


Entre ellos destacan los gaiteros que desde hace siglos tanta fama han dado a Estella. Fotografías de las Fiestas de 2007.

De hecho, desde finales de la Edad Media la pólvora ha tenido gran relevancia en las Fiestas de la ciudad, y Estella puede considerarse la más levantina de las poblaciones navarras.


Banda, chistularis, rondalla y fanfarre nos ofrecen su música, y todos los grupos salen a recorrer las calles de la ciudad anunciando  el comienzo de las Fiestas. Esta fotografía, y las dos siguientes, también corresponde a las Fiestas de 2007.

Lo demuestra la gran cantidad de cohetes y bombas que desde tiempo inmemorial se lanzan al aire cuando las reliquias de San Andrés, patrón de Estella, llegan en procesión a la plaza de los Fueros, de lo que trataré en otro reportaje.


Los ex danzaris parten para la plaza de los Fueros.

Pero durante muchos años El Cohete fue un acto minoritario al que apenas acudía gente, pues se encontraba trabajando en sus diferentes oficios y labores.

Empezó a adquirir relevancia cuando estando de alcalde Nicolás Ruiz de Alda, allá por los años 40, dio fiesta a los trabajadores de su fábrica de curtidos para que lo acompañaran en el disparo del chupinazo.


Donde bailan el Baile de la Era.

Y ahora, convertido en acto de masas, El Cohete de Estella, fiel a la tradición -como se puede ver en las fotografías-, ha escapado a la moda de los cohetes guarros que está convirtiendo a las poblaciones navarras en una mala copia de lo que sucede en los Sanfermines. Es una pena que los pueblos pierdan su personalidad por querer imitar y superar lo que sucede en la capital.


Y homenajean a la persona o grupo que por su relación con el Baile de la Era ha merecido tal distinción. Fotografía de las Fiestas de 2004.

Tras el disparo de El Cohete, los grupos de danzas bailan la Jota del Baile de la Era, y a continuación los gaiteros, chistularis, rondalla, fanfarre y banda interpretan a cada pieza y parten para amenizar con su música las calles de la ciudad.


Simultáneamente a estos bailes, los niños disfrutan con la Cucaña. La foto, de Domingo Llauró, corresponde al año 1960. En la "Guía-Programa" de 1929, que se celebró el Lunes de Fiestas, se anunciaba así: "A las once en el río Ega que cruza el paseo Primo de Rivera (se refiere al primer Marqués de Estella) se verificará La pesca de la trucha. Una vez terminada se celebrarán las Cucañas acuáticas y Concursos de natación, para los cuales se han designado varios premios en metálico. No podrá tomar parte en las mismas quien no vista traje de baño. La Banda Municipal amenizará el acto"

Tras ellos salen las parejas de exdanzaris, que junto con los grupos de danzas bailan en la plaza de los Fueros el Baile de la Era.

Mientras tanto, los adolescentes, a la espera de participar en la Cucaña, se tiran al río desde el puente de Los Llanos.


Esta foto es de la Cucaña que se celebraba últimamente, hasta que el año pasado un funcionario municipal cortó el tronco que estaba preparado para ser colocado. A partir de ese momento, ponen una maroma entre las orillas, y los jóvenes tienen cruzar el cauce, a pulso, colgados de la cuerda.

En la Revista de Fiestas editada por la Imprenta Zunzarren en 1997, Ricardo Erce Diez recordaba las antiguas cucañas que se celebraban el Martes de Fiestas, en las que se premiaba con cinco pesetas a cada uno que cogiera la bandera colocada al final de un palo untado de jabón.


Fuera de programa, y como prólogo a la Cucaña, desde la construcción del puente de Los Llanos muchos jóvenes aprovechaban la inclinación de su pretil para lanzarse al agua del Ega. Este año el Ayuntamiento lo ha prohibido amenazando con poner multas de 300 euros. Es difícil entender esta medida que coharta la iniciativa y espontaneidad que ha caracterizado a las Fiestas de Estella, en las que casi todos los actos nacieron espontáneamente.

En el mismo acto se lanzaban patos criados en río, y, por tanto, difíciles de coger. Con los años, la Cucaña quedó reducida al lanzamiento de patos de granja, y últimamente se ha recuperado la esencia de la antigua.


Hasta los años 30 del pasado siglo, aprovechando que los peces abundaban en el Ega se celebraba una demostración de pesca con red cuyos frutos se destinaban a los centros de beneficencia de la ciudad. En la foto, tomada un poco más abajo de donde ahora se celebra la cucaña, vemos sobre la barca al pescador Francisco Garrués Rubio (el primero a la derecha es su hermano Pedro, y el del sombrero el alcalde Ricardo Polo), y a uno de los asistentes asir la trucha que se subastará para tal fin benéfico. Obsérvese, en otra orilla, la gente que acudía al acto.

Como preludio a la cucaña, alguno de los pescadores que se ganaba el sustento lanzando redes desde una barca (más bien un cajón sin asiento), a las que dirigía los peces con un largo palo, de forma altruista hacía una demostración de su habilidad, y las piezas capturadas las entregaba para alimento de los residentes en las instituciones benéficas. Si caía una pieza importante, se subastaba en beneficio de las citadas instituciones.


Pero las Fiestas, en Estella, se puede decir que comienzan con la "salida de los Gigantes" al comenzar la tarde del viernes, día que recibe el nombre de "Viernes de Gigantes". Estas fotografías son historia, pues desde este año los Gigantes ya no saldrán desde el Hospital Viejo, sino desde el Ayuntamiento. Es un ritual que se repite desde 1856: "a las cuatro de la tarde saldrán los gigantes del almudí (dependencia aneja a la Misericordia, en calle Mercado Viejo) y al son de la gaita bajarán por la calle del hospital, plaza de la Constitución, Calderería, plaza de Santiago, calle Mayor, Zapatería, y pasando por el puente de la Cárcel y la calle de Larrúa, se apostarán a las puertas del Ayuntamiento" (entonces estaba en la plaza de San Martín), dice el programa de fiestas de aquel año.

Quienes estén familiarizados con el atuendo blanco y rojo de El Cohete de Pamplona y otras ciudades navarras, se extrañarán de que en el de Estella sólo viste de esa guisa algún despistado o forastero.


Para recibir a los Gigantes los estelleses nos vestimos de blanco y rojo, mientras que a El Cohete, algo que extraña a los visitantes, vestimos de calle, como cualquier otro día.

En Estella, población navarra donde más generalizado está el atuendo blanco y rojo, y la única en la que mayoritariamente se calza la típica alpargata blanca con trenzado de cintas rojas, los estelleses nos vestimos de fiestas a las cinco de la tarde para acudir a la Salida de los Gigantes.


El Viernes de Gigantes, a media tarde, estas queridas figuras recorren por primera vez la ciudad.

Por ello, a pesar de la cada vez mayor trascendencia que está adquiriendo El Cohete y los actos que le acompañan, se puede decir que en Estella no comienzan las Fiestas hasta que no salen los Gigantes.


julio 2009

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© Javier Hermoso de Mendoza